Un caso más de esa extraña atracción mutua que existe entre los gilipollicas y los fuegos artificiales. Esta vez ante las cámaras, su polla se transformará mágicamente en un géiser chispeante.. ¿qué podría salir mal? Por suerte esta vez el gilipollicas de la semana no tuvo que acudir al hospital y pudo disfrutar del resto de la tarde con sus colegas. Su amigo, el de la risa de loco que siempre graba sus hazañas en vertical, no desaprovechó la ocasión para grabar algo más..
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