
Si sumamos ‘No tener ni idea de lo que estás haciendo‘ + ‘con una grúa sobrará..‘ + ‘dar por innecesario el chorro para romper la tensión superficial del agua donde vas a caer‘ = Tras el salto, el showman finlandés Matti Myllymäki se rompió 12 huesos y permaneció en coma durante 3 meses.
Es una locura saltar de semejante altura sin tener en cuenta las consecuencias del impacto con el agua. Como dato, saltando desde 30 metros de altura la velocidad de contacto con el suelo alcanza los 87km/h. Si además no existe rotura de la tensión superficial del agua (el clásico chorro de agua que se utiliza en saltos profesionales) el choque es parecido a caer contra un muro de hormigón. A esto hay que sumarle que hay que entrar con los pies juntos en el agua para absorber el impacto, si se entra en plan ‘bomba’ o con los brazos y piernas abiertos el golpe es más brutal todavía. Dentro de la desgracia, Matti Myllymäki puede celebrar seguir vivo.

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